Un abrazo reconforta, sana, esconde, arropa, calienta, calma, resguarda. Traslada energía entre dos personas. Tómate tu tiempo para dar un abrazo. No titubees y dalo con fuerza. Rodea con tus brazos a la otra persona y aprieta suavemente tratando de que tus manos vuelvan hacia ti. Acerca tu cabeza a su hombro. Cierra los ojos y sonríe. No tengas prisa por deshacer el abrazo. Quédate un instante en la misma postura y siente como tu torso está en contacto con el suyo. Ahí se produce el calor.
Hace muchos años mi madre pasó por una enfermedad compleja. Desde el momento que sentí que podía perderla desee abrazarla de este modo. Necesitaba reconfortarme, sanarme, esconderme, arroparme, calentarme, calmarme, resguardarme. Quería trasladarle mi calor y mi energía. Sin embargo, por diferentes tratamientos e instrumentos médicos que portaba tardé cinco años en poder volver a abrazarla sin miedo a hacerle daño. No dejé un instante de abrazar a mi madre pero cada vez que lo hacía, lejos de apaciguarme, me ponía en guardia. Aguantaba la respiración para no dejar brotar emociones incontroladas que pudiesen herirla. Ese aire estuvo en mi todo ese tiempo oprimiéndome el pecho. Yo era una niña y solo deseaba esconderme en sus brazos.
El día que pude volver a abrazarla libremente solté todo el aire de golpe. Desde aquel momento, cada abrazo requiere ceremonia y tiempo. Cargados de felicidad cuando nos vemos y desgarradores cuando volvemos a separarnos. En algunos me permito ser hija y en otros soy yo la que protege y calma. Los hay que simplemente sirven para recordarnos que seguimos juntas y que podemos hacerlo. Me gustan los que son por sorpresa y sin motivo, y extraño todos los que, por distancia, no podemos darnos. Ojalá poder abrazarnos eternamente.
Os abrazo a todos.
Free hugs for you always
Fácil es que nos olvidemos de lo bien que nos hacen los abrazos 🫂