Natural, como el zumo de naranja.
“Cara lavada” fue como me acuñó en positivo un conocido hace ya ocho años y pocas veces alguien que a penas me ha tratado me dio tanta información sobre mi misma. Aquello hablaba de mi belleza natural, de la luz de mi cara sin conservantes. Fue la primera vez que me di cuenta de que estaba transmitiendo un mensaje mucho más potente del que yo tenía planeado.
Natural, como el zumo de naranja. Así quise ser.
Pocas cosas en la vida están mejor de otra forma que al natural, solo los mejillones en escabeche de Ramón Franco y alguna cosa más.
Yo sé que no quiero ser de los que se planchan la ropa (y el pelo), de los que sonríen apretando los dientes para que no se le escape la verdad entre ellos, de los que cuando le preguntan si quiere repetir plato dicen que no aunque tengan hambre, de los que comienzan diciendo “construyendo sobre lo tuyo” cuando van a lapidar tu idea y, por supuesto, nunca quise ni querré ser de los que se visten de “casual friday” en el trabajo cuando están deseando vestirse como Amaia y Alizzz en El encuentro.
Quiero ser yo. Algo tan fácil de pedir y tan complejo de ejecutar si le sumas un contexto. Miedos, responsabilidades, deseos… todo sirve para apartarte del objetivo principal. Sin embargo, desde que formamos ALL, me propuse crear un espacio donde poder serlo. Hablar como yo hablo, vestir como yo visto y sentir como yo siento. Con el humor que quiero seguir pensando que he heredado genéticamente de mi abuelo, la espontaneidad como elegancia, la verdad como bandera y mostrando cercanía y cariño con todo aquel que me nazca.
Las personas tienen que ser naturales, las reacciones tienen que ser naturales, las flores tienen que ser naturales, las relaciones tienen que ser naturales… ¿Y el maquillaje tiene que ser natural? ¡Definitivamente no! Se puede elevar la naturalidad de muchas maneras, como hizo Zendaya en Euphoria.
Para mí, lo natural de uno mismo es aquello con lo que nacemos y que conseguimos que nos acompañe con el paso de los años. Es lograr que la cabeza no lo monopolice todo y permita a boca, corazón y cuerpo actuar por ellos mismos. Es permitirse tener un poco de incontinencia verbal o no esconder el sonrojo cuando se mete la pata . Es ponerse a bailar cuando suena una canción que te gusta, estés delante de quien sea. Es Viña metiendo un ladrido en medio de una videollamada. Natural era Mila Ximénez.
Y si queremos un mantra, el yogur siempre natural y las lágrimas en público o donde haga falta. A menudo se percibe lo natural como un defecto, una imperfección, como un síntoma de debilidad. Si esto lo llevamos al trabajo, la cosa aún se pone más seria. ¡Patrañas! El futuro es natural. Abandera lo propio, lo espontáneo, lo incorrecto, lo que nace de dentro. Ya lo hicimos con la comida y lo haremos con nosotros mismos. El futuro es raw.
Natural es ser sofisticado sin pretender serlo. Es la versión más delicada de ir a pecho descubierto. Lo natural se percibe sin explicación cuando lo tienes delante y la luz que desprende su aura traspasa hasta las fotos. Cala porque es primario, salvaje y, por tanto, es de verdad.
Todo eso es un zumo de naranja natural. Aquí otros ejemplos:
Los vinos naturales de @juicy_business
La playa de Barra.
Los zapatos Roqueta de Hereu.
La relación con mis clientes.
El Monkey Bread de Cientotreintaº.
La pizza y la familia Argentinos Casual Food.
La forma de vender de @kikos.kloset.
Un sandwich mixto en cualquier bar.
La música de Koffee.
La sidrería de la Casa de Asturias en Madrid.
La cuenta de Instagram de Jacquemus.
Amar a quien uno quiera.
El proyecto de Radio Crudité
Todo lo que toca Iago Pazos.
La mantequilla Chantada de Airas Moniz.
Las chicas de Casa Balandra.
Maialen y la porcelana de Branqueta.
La versión de Amaia de Cuando zarpa el amor.
Las conservas de sardinas a la brasa de Güeyu Mar.
Llorar con las noticias.
Natural es sentirse lejos de casa en el Día del Apóstol y necesitar ponerse un rato a Novedades Carmiña y otro a Julio Iglesias.