Sí, quiero.
Sí, quiero continuar. Sí, a seguir viéndonos prosperar. Sí, a todo lo bueno que está por llegar. Sí a tirarme contigo de todos los trampolines que seamos capaces de soñar. Sí a envejecer a tu lado porque contigo no tendré miedo. Sí a la intimidad que tenemos. Sí a nuestra complicidad y, por supuesto, sí a nuestra amistad.
Sí a los besos, sí a la pasión, sí al calor que desprendes y al fresco que necesitas. Sí a tus pestañas, sí a tus miradas, sí a la luz que emana de tus ojos al mirarnos. Sí a verte dormir hasta que me entra el sueño. Sí a esperar a que te despiertes. Sí a tener que calmarte en tus pesadillas. Sí a que me abraces cuando no distinga si estoy soñando. Un doble sí a tus pestañas.
Sí a que me cocines y sí a que me dejes sorprenderte cocinando. Sí a Japón, a Corea, a Nueva York, a Marruecos y siempre a Galicia. Sí, sí y sí a París. Si a recorrer el mundo y sí también a volver siempre a casa. Un rotundo sí a tu corazón que, hasta cuando ha estado dañado, siempre ha tenido espacio para dar amor a los demás. Sí a tu bondad infinita. Sí a seguir viéndote crecer por ti solo. Sí a poder acompañarte en tu camino.
Sí a nuestro amor por Viña. Sí a sacrificarnos por ella. Sí a llorar de felicidad al verla. Sí a ser nosotros dos pero mejor si seguimos siendo tres eternamente. Sí a la familia que hemos formado a nuestro alrededor.
Sí quiero.
Lo dos lo hemos querido siempre. Tengo la suerte de recordar la primera vez que me dijiste que te querías casar conmigo. De aquello hace muchos años. Aún vivía en Pontevedra. Yo me reí porque sabía que era una chiquillada pero por dentro desee que nunca cambiases de idea. Puede que aquella noche nos hubiésemos casado para siempre y esto solo sea una renovación de nuestro amor. Mi nombre siempre en tu brazo. No te equivocaste.
Manuel, gracias por volver a buscarme. Gracias por acompañarme desde el primer día. Gracias por haberme ayudado a brillar sola y por haberme sostenido durante los largos periodos de turbulencias. No es fácil lo que has hecho. No tengo miedo de lo que venga porque sé que juntos saldremos.
¡Ay, Manuel!, tan modernos y tan como los de antes. Juntos desde tan jóvenes formando sin darnos cuenta una familia como las de toda la vida. Con nuestro negocio a medias. Casados primero con el banco y ahora en un remoto pueblo del Mediterráneo. Hemos construido el mundo que no habíamos tenido antes. Hemos creado la familia a la que necesitábamos pertenecer. Hemos escogido una vida difícil pero yo ya no quiero imaginarla de otra forma.
En lo malo, por supuesto, pero nosotros ahora debemos enfocarnos en lo bueno. Ahora toca otra cosa. Este no es un paso para formar una familia juntos porque nosotros ya lo somos. Esto lo hemos hecho para poner la guinda a una tarta que llevamos cocinado mucho tiempo y que es hora de empezar a disfrutar. Aquí estoy para que me cojas de la mano y salgamos ahí fuera de nuevo. Esa tarta es nuestra y pienso comerme contigo hasta la blonda. Como dice esa canción “la vida empieza otra vez”. Ahora como marido y mujer.
Sí a reírnos constantemente. Sí a nuestras largas conversaciones paseando. Sí a seguir hablando en nuestro idioma. Siempre sí a un espontáneo baile trapalleiro. Sí a brindar por todo. Sí a ti tal y como eres.
Te amo, Manuel. Este brindis va por nosotros.
Que bonito. Muchas felicidades pareja!
Muy bonito