A menudo me pregunto qué vida se imaginará la gente que tengo. Aquellos que llegan a mí por Instagram y se quedan de voyeurs durante un tiempo, los viejos amigos que hace años que no me preguntan cómo me va realmente la vida, los cotillas del pueblo, la gente que me conoce detrás de la barra en el bar…Siento que se imaginan una vida mucho más cool de la que tengo porque así me lo hacen saber a veces. Soy cool pero tampoco tanto.
Duermo con pijamas del Primark que me ha comprado mi madre. Hoy, por ejemplo, me he levantado en medio de la noche a comer cuatro galletas Tosta Rica porque la tremenda pasta que me metí de cena no me había llegado y me desperté con el rugir de mi estómago. Lloro casi cada vez que dejo a mi perra en la guardería antes de cada uno de nuestros “glamurosísimos” viajes. Tengo un hongo en una uña del pie que disimulo durante el verano. Reencuadro mis fotos para que no se vea el desorden que hay siempre en la mesa de la sala. Además de presumir de que tengo un bar de vinos como los que ahora están de moda, también lo friego de rodillas con un cepillo minúsculo para quitarle la grasa adherida a las baldosas. Tengo blefaritis en los ojos de haberme pasado años enteros llorando. Soy incapaz de utilizar correctamente after/before y hundred/thousand sin repetir previamente alguna regla mnemotécnica. Se me enganchó una garrapata al pecho el año pasado por vivir en un idílico campo del Mediterráneo. No sé desespinar ningún pescado sin parecer un niño de diez años. En las últimas semanas he comido tranquilamente alga nori, harina de maíz y sobaos caducados de hace tiempo por leer mal la etiqueta y solo me ha dolido el estómago cuando lo he descubierto. Pago 386,48 euros de cuota de autónomos cada mes.
A menudo me pregunto qué vida se imaginará la gente que tengo. Siento que se imaginan una vida mucho más cool de la que tengo porque así me lo hacen saber a veces. Soy cool pero tampoco tanto.
Siempre me flipa leerte ✨🧡
🫶🏽