Una falda de tubo por bandera.
No hace falta subirse a una de las naves de Jeff Bezos para ver a un extraterrestre. La tierra está llena.
Por mis veinte años hice un fiestón en un local que me cedió María en Ouzande. Era una fiesta temática sobre La Movida (siendo yo viguesa nunca especifiqué de dónde por no entrar en problemas territoriales). Siempre se me dio bien organizar fiestas, no vamos a omitir esto ahora. Por aquella época yo estudiaba Publicidad en Pontevedra, una ciudad pequeña pero transgresora que me hizo de puerta de entrada a la vida contemporánea, y volvía a mi pueblo los fines de semana para continuar con la que había sido mi vida hasta entonces. Para la ocasión me diseñé mi propia camiseta temática que yo misma llevé a serigrafiar primero y luego customicé con unas tijeras. Una camiseta XL para una chica menuda. La combiné con una falda tubo de tiro alto que me había comprado en H&M. Recuerdo que por aquella época me encantaba ir a la tienda de la calle del Príncipe y comprarme ropa de ejecutiva. Me encantaba salir de fiesta en mi pueblo con aquella ropa, faldas por debajo de la rodilla con aberturas insinuantes en la parte trasera y tops sencillos y de diario que me daban una sensualidad inalcanzable para muchos. Matices que enviaban señales y ponían barreras infranqueables. Algo así como la antigua web de ALL, un diseño transgresor que alejaba a los rancios porque creían que estaba en construcción. Yo también estaba en construcción por aquel entonces.
En un pueblo como el mío aquella falda estaba descontextualizada, tanto como lo estaba yo en aquel momento. Nítidamente puedo trasladarme a aquella noche y recordar las decenas de comentarios sobre la famosa prenda que, pese a ser un básico de fondo de armario, robó todo el protagonismo a mi trabajada camiseta: “¡qué haces así vestida!”, “ni que tuvieras 40 años”, “pareces una abuela”, “porque es un disfraz pero esto para salir de fiesta es horrible”… Por aquel entonces se llevaban las faldas cinturón, las botas Mustang blancas y los palabra de honor con una lazada en la espalda. Yo solo sonreía y callaba, como tantas otras veces. En el planeta en el que yo habitaba la gente ya no se vestía así; de hecho la gente se sentía libre para vestir como le daba la gana. Solo dejé de ponerme esa falda cuando me dio la gana, casualmente coincidió con cuando la gente empezó a ponerse vaqueros y faldas de tiro alto, como la mía. Aquella falda azul pasó a ser una bandera. Algo que hablaba de mi personalidad, de mi fortaleza, de mi capacidad de ir por delante y abrazar el cambio. Ojalá saber dónde está ahora tras tantas mudanzas.
En una de las sesiones de terapia desbloqueé este recuerdo cuando quise ejemplificar cómo me sentía en ciertas situaciones que estaba viviendo ahora: en mi trabajo, en nuestro nuevo proyecto, en el lugar en el que vivo, con alguno de mis amigos… Volvía a ser un extraterrestre con una falda de tubo de tiro alto. Sigo tratando a diario con personas que me dicen “¿cómo se te ocurre hacer eso?”, “¿por qué quieres ponerlo así?”, “¿pero a ti te gusta eso?”, ¿tú no sabes que eso ya no se lleva?… ¡Ay amigo! Sé tantas cosas… Entre ellas que la ignorancia es osada.
Ojalá poder sentarme a tomar un matcha con la chica de la lejía que venía del futuro y poder preguntarle cómo aguantaba y se mantenía íntegra en sus convicciones sin resentirse ante tanto comentario. He buscado el anuncio para poder verla de nuevo y me he encontrado que en la versión del 2005 llevaba un mono ceñido estilo látex a dos colores. ¡Visionaria! Me imagino a aquella chica en mi veinte cumpleaños. Me imagino a aquella chica libre y cosmopolita con su mono ajustado volviendo al pasado a ver como una mujer le lava las camisas a su marido y teniendo que escuchar frasecitas como “¿y tú estás casada?, ¿cómo llevas ese color en el pelo?, “ya sé que esto es tu uniforme de trabajo pero ¿no saldrás así a la calle luego? ¡Ay amigo! Ella también sabe muchas cosas… Viene del futuro, con eso te lo digo todo. Eres tú el que vive anclado al pasado, arraigado a la tradición y estancado en el qué dirán.
¡Larga vida a los extraterrestres porque ellos van delante abriéndonos camino en solitario!
Os dejo un par enlaces de posible interés:
El anuncio del 2005 de Lejía Neutrex Futura.
El libro Sin noticias de Gurb que me recomendó Sandra. Un clásico de la literatura de humor donde un extraterrestre que aterriza en la Barcelona preolímpica y para sobrevivir adopta la apariencia de personas como Marta Sánchez o Kiko Rivera.
La última falda de tubo que me he comprado. Sigue siendo una prenda con la que me envío mensajes.
El enlace a la noticia de que Rosalía gana el Grammy Latino a Mejor Álbum del año como recordatorio de cuando recibió tantas críticas, incluso antes de su lanzamiento, por no comprenderse el valor de su nuevo trabajo.
La web de Virgin Galactic por si a alguno no le llegan los que hay en la tierra y prefiere irse preparando para viajar a ver extraterrestres al espacio.