“En abril aguas mil” que dice el refrán. Aunque la sequía está siendo un problema grave año tras año y pese a que muchos cuñados sigan negando el cambio climático, la verdad es que, de puertas para adentro de mi casa, ha caído la del pulpo este mes. Hemos abierto un bar, entregado proyectos, tenido sustos de salud, discutido mucho, dormido poco y trabajado más. Ni el termo ha resistido a tanto nivel de estrés y se ha sumado a la llovizna inundando la alacena. Sin embargo, aquí estoy yo a final de mes escribiendo estas letras mirando a las nubes desde un avión y sonriendo. Seguro que te preguntas que cómo lo he hecho y si tú también puedes aprovecharte de mí en esta situación obteniendo de este texto algo de valor para tu vida. Siento decepcionarte pero aquí solo vas a encontrar atajos, ñapas, tiritas…
De todos modos, compartir es vivir y yo, como Dulceida, acabo de crear unos premios de una sola categoría para, lejos de avergonzarme, poder contar al mundo aquello que me ha ayudado a mantenerme estable este mes. Por tanto, el premio “Aguanta que tú puedes” va para: La lista de los 40 Principales. Sube a recogerlo Tony Aguilar. ¿Te imaginas? Me encantaría. Yo fui a una fiesta entre chic y decadente de presentación de una plataforma hace muchos años donde Tony Aguilar pinchaba y resultó ser una de las mejores fiestas chic decadente a las que he asistido. Espera, ahora que lo pienso no puedo afirmar que fuese Tony Aguilar aunque yo juraría que sí.
No me gusta conducir y tengo motivos de peso para sentirme así pero esto en Mallorca lo he tenido que poner en stand by. Hasta ahora conducía lo justo para sobrevivir sin depender de nadie pero desde que tenemos el bar voy y vengo continuamente y tengo que confesar una cosa, me ha ayudado mucho a sentirme bien. Nuestro coche es de segunda mano, con los cristales tintados y una radio con cd. Hemos tenido tiempo de hacerle un upgrade y enchufarle un usb al mechero para escuchar Spotify pero no lo hemos hecho. En parte, la magia ha residido en eso. Coger el coche y conducir el pequeño tramo de 15 minutos que hay entre los dos puntos, en soledad, por las carreteras secundarias mallorquinas, con el sol en lo alto del cielo, cientos de ovejas pastando a los lados y la música de Los 40 a tope saliendo por la ventanilla para poder dejar entrar más aliento ha sido fantástico. Ha sido más que fantástico, ha sido sanador.
He cantando a gritos todos los grandes éxitos del pop español y del panorama latino internacional. Eso sí, sin entrar a analizar al detalle ninguna de las letras, por supuesto, solo cantar. He cantando todas menos las del Álvaro de Luna. Me sumo al pensamiento de las chicas de Ciberlocutorio cuando se preguntan quién es Álvaro de Luna. “Ando manejando por las calles que me besaste…”; “Ya no necesito otro beso, uno de esos que tú me da…”; “Tu boquita de fresa, mi mojito de menta, las cosas bonitas, al final se encuentran…”; “¿Por qué esta relación fue tan física? ¿Porque tú y yo siempre fuimos química?”; “Y no te voy a envolver, sé que lo hacemo' y tú vas a volver, un perreíto en la pared…”; “Las mujeres no lloran, las mujeres facturaaaaaaan”. Te las sabes todas.
Además de los cristales tintados mi coche tiene una rueda plateada para el volumen que me recuerda a la de una mesa de dj de los 2000’s. He jugado con ella lanzándola para poner la radio a todo volumen cuando sabía que venían las partes fuertes de la canción y deslizándola al mínimo cuando consideraba que me podía lucir cantando a capella. “CAN LOVE ME BETTER, I CAN LOVE ME BETTER, BABY”.
Siempre he recurrido a atajos y trucos como este que me permiten desconectar la cabeza de la enmarañada realidad y simplificar mis pensamientos al máximo por un rato. Mi tan socorrido Telecinco, Sexo en Nueva York, diseñar en Illustrator durante horas…
En este avión llevo la música a tope. Mi querido A. me recomendó unos cascos que aislan el ruido y me permiten concentrarme en ella. Hoy escucho otro tipo de música, escucho a Koffee y a Tobe Nwigwe con Manu, hoy lo hago por disfrutar. Mañana vuelvo al barro y no dudaré en encender esa radio tan alto como lo necesite y cantar Ana Mena si hace falta para encontrarme mejor.
Si a tanta gente le hace sentir bien, algo tendrá. A veces es sólo eso lo que necesitamos.