No hace falta subirse a una de las naves de Jeff Bezos para ver a un extraterrestre. La tierra está llena. Por mis veinte años hice un fiestón en un local que me cedió María en Ouzande. Era una fiesta temática sobre La Movida (siendo yo viguesa nunca especifiqué de dónde por no entrar en problemas territoriales). Siempre se me dio bien organizar fiestas, no vamos a omitir esto ahora. Por aquella época yo estudiaba Publicidad en Pontevedra, una ciudad pequeña pero transgresora que me hizo de puerta de entrada a la vida contemporánea, y volvía a mi pueblo los fines de semana para continuar con la que había sido mi vida hasta entonces. Para la ocasión me diseñé mi propia camiseta temática que yo misma llevé a serigrafiar primero y luego customicé con unas tijeras. Una camiseta XL para una chica menuda. La combiné con una falda tubo de tiro alto que me había comprado en H&M. Recuerdo que por aquella época me encantaba ir a la tienda de la calle del Príncipe y comprarme ropa de ejecutiva. Me encantaba salir de fiesta en mi pueblo con aquella ropa, faldas por debajo de la rodilla con aberturas insinuantes en la parte trasera y tops sencillos y de diario que me daban una sensualidad inalcanzable para muchos. Matices que enviaban señales y ponían barreras infranqueables. Algo así como la antigua web de ALL, un diseño transgresor que alejaba a los rancios porque creían que estaba en construcción. Yo también estaba en construcción por aquel entonces.
Una falda de tubo por bandera.
Una falda de tubo por bandera.
Una falda de tubo por bandera.
No hace falta subirse a una de las naves de Jeff Bezos para ver a un extraterrestre. La tierra está llena. Por mis veinte años hice un fiestón en un local que me cedió María en Ouzande. Era una fiesta temática sobre La Movida (siendo yo viguesa nunca especifiqué de dónde por no entrar en problemas territoriales). Siempre se me dio bien organizar fiestas, no vamos a omitir esto ahora. Por aquella época yo estudiaba Publicidad en Pontevedra, una ciudad pequeña pero transgresora que me hizo de puerta de entrada a la vida contemporánea, y volvía a mi pueblo los fines de semana para continuar con la que había sido mi vida hasta entonces. Para la ocasión me diseñé mi propia camiseta temática que yo misma llevé a serigrafiar primero y luego customicé con unas tijeras. Una camiseta XL para una chica menuda. La combiné con una falda tubo de tiro alto que me había comprado en H&M. Recuerdo que por aquella época me encantaba ir a la tienda de la calle del Príncipe y comprarme ropa de ejecutiva. Me encantaba salir de fiesta en mi pueblo con aquella ropa, faldas por debajo de la rodilla con aberturas insinuantes en la parte trasera y tops sencillos y de diario que me daban una sensualidad inalcanzable para muchos. Matices que enviaban señales y ponían barreras infranqueables. Algo así como la antigua web de ALL, un diseño transgresor que alejaba a los rancios porque creían que estaba en construcción. Yo también estaba en construcción por aquel entonces.